Esta es una de esas historias que merecen ser contadas, de las que tienen final feliz a pesar de las adversidades. 

No son muchas las alegrías que recibimos porque nuestra labor no es una tarea fácil, y tampoco reconocida por muchas administraciones locales y/o autonómicas. Anteponemos el bienestar animal por encima de todo, dedicando todo nuestro tiempo libre (incluso el que no tenemos) para conseguir nuestros objetivos. Esta es una de esas ocasiones que ves compensado el esfuerzo porque te hace creer que todavía hay esperanzas, y mucha gente buena en el mundo.     

Esta es la historia de Yushi.

Esta pequeña fue encontrada por un vecino de Sant Fost en la calle junto a su hermano a mediados de mayo del año pasado. Estaba desnutrida y débil y de su madre, no había ningún rastro. Si hubieran permanecido más tiempo en esa situación, habrían muerto irremisiblemente. 

Ambos nos llegaron como se ven en las fotos, dos pequeñas bolitas de pelo asustadas y hambrientas, pero con muchas ganas de vivir. La hembra, nuestra pequeña Yushi presentaba algunos problemas de movilidad, pero dado el estado en que llegó y unido a su temprana edad, entendimos que era un poco “torpona”.

No habían pasado aún diez días, cuando esos problemas de movilidad empiezan a preocuparnos (ver vídeo) e iniciamos un examen más exhaustivo de su estado de salud y a nuestro pesar nos confirman las sospechas: tiene hidrocefalia.

Esta enfermedad consiste en la acumulación de líquido cefalorraquídeo (LCR) dentro de la bóveda craneal, y se desarrolla bien una por mayor producción de LCR, por una disminución de la absorción del líquido que no permite que llegue bien a la circulación sanguínea o una obstrucción del flujo. Lo más probable es que fuera congénita y heredado de la madre, bien mediante una infección vírica o alteraciones del feto.

Con el tratamiento adecuado y según el tipo de hidrocefalia (disfunción cognitiva, comportamiento anormal o del equilibrio y otros síntomas) pueden responder bien y tener una buena calidad de vida. Pero el problema en sí y la que más nos preocupaba, es que la hacía poco “atractiva” para los posibles adoptantes.

Pero si lo hubo.

Como hacemos habitualmente, dimos difusión en nuestras redes con muchas dudas de lo que iba a ser de ella, ya que no tenemos refugio. A finales de septiembre de ese mismo año, nos contactó Alexandra desde… ¡Pontevedra!

Sabían de su situación y estaban decididos a adoptarla ¡era una oportunidad de oro! Pero estaba el “pequeño” inconveniente de la distancia desde Sant Fost a Nigrán, que eran más de 1000km. Al final, se toma una decisión satisfactoria para ambas partes, consistente en hacer la mitad del recorrido cada uno, y entregar a Yushi en Burgos. Gracias a nuestro compañero Pablo y un amigo, se embarcan en un viaje con menos problemas de los que cabría esperar y con la satisfacción de haber contribuido en el bienestar de nuestra pequeña.

Un año después, Alexandra nos envía estas preciosas fotos para que apreciemos lo guapa que está, y bien acompañada de sus nuevos hermanos peludos.

Si algo nos enseña la vida, es que, a pesar de los inconvenientes y las dudas, nunca debemos perder la fe. Sabemos que en alguna parte hay alguien dispuesto a abrir su corazón y adoptar a un peludo. Nuestra misión, encontrarlos.  

 

Disfruta de tu nueva vida, Yushi.