Resumir en unas pocas líneas las tareas que realizamos desde Adyla nos resulta complejo, pero una de las que más tiempo nos ocupa, es la atención que dedicamos a las colonias urbanas felinas.

Cuando hablamos de bienestar animal, lo usamos en el amplio sentido de la palabra. Sabemos que no podemos conseguir que todos los gatos dejen de convivir en nuestras calles, pero si podemos intentar socializar el máximo número de ellos con la tarea impagable de las casas de acogida. A los que continúan viviendo en ella, les proporcionamos comida, agua, atención veterinaria y si tenemos la disponibilidad de espacio privado o público, un cobijo.

Atender a las colonias urbanas felinas requiere tiempo y mucho amor. A veces no apetece salir por la tarde o por la noche porque hace mucho frío o calor, o porque te gustaría dedicar tu tiempo libre a otras cosas, pero explícale eso a esos mininos que te están esperando desde hace horas para poder cenar. Se es voluntario, pero adquieres un compromiso moral con ellos. Y te lo agradecen ¡y de que manera!

Al principio no te conocen y huyen, después toleran tu presencia, luego se te acercan, te huelen, ¡se te restriegan y…se meten en tu coche!

Pero vives con el corazón en un puño sabiendo que sus condiciones de vida son muy duras, que al día siguiente cuando hagas recuento, rezas para que no falte ninguno, que no hayan enfermado y muerto en cualquier rincón, ni atropellados o un sinfín de peligros por sus condiciones de vidas. Solo respiramos tranquilos cuando los vemos aparecer otro día, con su rabito en alto saludándote.

Esto lo asumimos dentro de su “normalidad”, ya que la mayoría de ellos no alcanzaran los cuatro años de vida (un gato doméstico de media vive 15 años) pero de todos los riesgos a los que están expuestos, al que mas tememos es al envenenamiento.

Los sentimientos que más nos asaltan son de rabia e impotencia. El acto en si es un acto de cobardía que denotan falta de sensibilidad y respeto. No solo nos aflige la muerte de estos animales, sino la sensación de que algunos individuos no han comprendido la misión de las asociaciones animalistas, ni que seguramente esos animales que le molestan son los descendientes de otros gatos que abandonaron vecinos suyos con la misma sensibilidad.  Y como ya comentábamos en el otro artículo “Alimentar a una colonia urbana” agrava el problema, porque otros gatos ocuparan su lugar (¿recuerdan el efecto vacío?) que no estarán controlados, que habrá que volver a esterilizar y hasta entonces su número sea probablemente mayor en población que la colonia que acaba de exterminar. Lo único que acaba consiguiendo, es agravar el problema.

Antes de comenzar a tratar de protocolos, es importante saber que cualquier persona puede denunciar casos del maltrato animal. Básicamente hay dos tipos de denuncias: denuncia administrativa y denuncia penal. Nuestro código penal ya lo contempla, porque no es lo mismo abandonar un gato en una colonia (art. 337 bis) que  podría ser una denuncia administrativa, que un envenenamiento (art. 336) que sería una denuncia penal que podría conllevar incluso a penas de prisión. Puedes descárgate desde aquí los modelos de ejemplo de denuncia administrativa y denuncia penal.

Y hay que darle la importancia que tiene, porque un envenenamiento además de ser un caso de maltrato animal, también: es un delito contra la salud pública y medioambiental. Contra la salud pública porque ese animal puede haber estado en contacto con animales domésticos (sabemos lo que les gusta a nuestros amigos salir a reconocer su territorio) y quedar impregnados con esa sustancia en la piel que una vez en casa, puede transmitir a otros animales o incluso a los niños que jueguen con ellos. Y medioambiental porque depende de la sustancia, puede contaminar a las plantas y/o pasar a las aguas públicas.

El envenenamiento de una colonia feral pone el peligro la salud de todos.

 

Actuación en caso de envenenamiento

Se sabe que una colonia ha sido envenenada porque varios miembros de esta – en muchos casos todos- están muertos por la zona. Según la sustancia su aspecto puede denotar gran sufrimiento, vómitos previos, diarreas y sangrado. Hay muchas imágenes por internet, por lo que no vamos a subir en esta sección fotos ya que no consideramos que sea necesario.

Si te encuentras en esta situación, lo más importante que tienes que saber es que no debes tocar nada.

Toma fotos de los animales, comederos y cualquier cosa que consideres que no debería de estar allí, observa toda el área y anótalo o grábalo en audio con el móvil.

Autoridades y servicios locales.

Dado que el bienestar animal es competencia municipal, debería estar presente el alcalde o concejal correspondiente para tomar nota. Puede que se deriven gastos de necropsias o de limpieza con medios específicos del área afectada.

Si no eres el alimentador, ponte en contacto con la asociación correspondiente y los alimentadores.

El veterinario, para que eche un vistazo y realice un primer informe (este mismo informe puede servir para la realización de la denuncia)

La policía local, que debería tener un protocolo de actuación o una mínima formación para manejar estas situaciones.

Cuerpos de seguridad

112, aunque digan que no son competentes si que lo son, ya que pueden derivar hacia la policía local y otros cuerpos de seguridad (Mossos d’Esquadra en Catalunya, Guardia Civil, Policía Nacional…)

062 o Seprona de la Guardia Civil, que es el cuerpo especializado en conservación del medio ambiente y de la naturaleza. Tienen medios y capacidad adecuados para recoger muestras de los posibles restos del veneno.

091 de la Policía Nacional

A través de internet, para ello utilizando la aplicación ALERTCOPS

 

En la mayoría de los casos, puede que solo sea necesario una llamada a la policía local o al 112 para que ellos se encarguen del resto, ya que es presumible que tengan un protocolo de actuación definido o tan bien ilustrado como este del Ayuntamiento de Alcoy.

 

¿Y si el animal aún está vivo?

Hay que llevarlo urgentemente al veterinario, evitando tener contacto directo con su pelo recogiéndolo con una manta o toalla. Solicitar el informe veterinario y las facturas para denunciar ante el Ayuntamiento.

 

Esperamos que nunca te encuentres en esta situación. Es muy grande la tarea de concienciación que se realiza desde Adyla y del Ajuntament de Sant Fost, con respecto a la convivencia y Bienestar animal. La mayoría de las personas entienden que la protección animal no es solo de “cuatro locas de los gatos”, no estamos exentos de encontrarnos con individuos sin escrúpulos que no mediten las graves consecuencias que pueden tener sus actos.